Las mujeres nos hacemos invisibles a cierta edad cuando la vida declina.

Yo no sé si me abre vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca  fui tan consciente de mi existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista de mi vida y nunca disfrute tanto de cada momento de ni existencia.

Descubrí que no soy una princesa de cuentos de hadas, descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades de equivocarme, de hacer  cosas indebidas de no responder a las expectativas de los demás y a pesar de ello… quererme mucho.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui….sonrió a la que soy….me alegro del camino andado asumo mis contradicciones.

Siento que debo saludar a la joven que fui con cariño, pero dejarla a un lado porque ahora me estorba, su mundo de ilusiones y fantasía ya no me interesa.

Haber aprendido a decir lo que siento y hacer lo que pienso.

Aprendí que nadie te recordara por tus pensamientos secretos porque la vida es tan corta y el oficio de vivirla es tan difícil, que cuando uno comienza a aprenderlo ya hay que morirse.